sábado, 9 de febrero de 2008

dolce color d'oriental zaffiro


La primera lìnea del Purgatorio --luego que Dante invoca a las Musas y agradece haber dejado atràs "mar sì crudele"-- es propiamente PUR. 1, 13 :

Dolce color d'oriental zaffiro,
che s'accoglieva nel sereno aspetto
del mezzo, puro infino al primo giro,
alli occhi miei ricominciò diletto,
tosto ch'io usci' fuor dell'aura morta (Pur. 1, 13-17)

(Dulce color de oriental zafiro
que se acogìa en el sereno aspecto
del medio --el aire--, puro hasta la primera òrbita,
en mis ojos renovò el placer
tan pronto yo salì del aire muerto...)

Los dos viajeros, Dante y Virgilio, han salido del subsuelo (real y espiritual) y ven la noche estrellada del hemisferio sur. Hacia el Este amanece y el aire adquiere un color azul intenso.

Borges dice respecto a esta lìnea:
"Dante, en el verso precitado, sugiere el color del Oriente por un zafiro en cuyo nombre està el Oriente. Insinùa asì un juego recìproco que bien puede ser infinito."

Efectivamente, en àrabe, "zfir", la raìz de la palabra zafiro, quiere decir "aire" o "cielo".
De la misma manera nosotros hablamos de color "celeste" (color del cielo).
Entonces el color del cielo del Oriente, en la lìnea de Dante, es el color de una piedra preciosa que viene del Oriente y cuyo nombre, etimològicamente, es una palabra oriental que significa color del cielo. La frase gira en un circuito sin fin.

Despuès de 34 cantos infernales, donde los colores predominantes han sido el negro, el rojo ladrillo, el rojo sangre, el "perso" (rojo+negro), y todos los tonos de gris, de pronto estamos leyendo un canto donde los colores son el azul intenso del cielo y el verde fresco de los juncos bañados de rocìo matutino.

Virgilio pone las manos sobre los juncos hùmedos y le lava la cara a Dante:

ambo le mani in su l'erbetta sparte
soavemente 'l mio maestro pose:
ond'io, che fui accorto di sua arte,
porsi ver lui le guance lacrimose:
ivi mi fece tutto discoverto
quel color che l'inferno mi nascose. (Pur. 1, 124-129)

(ambas manos sobre la hierba esparcida
posò suavemente mi maestro:
donde yo, que entendì cual era su intenciòn,
le acerquè mis mejillas lacrimosas:
en ellas dejò todo al descubierto
el color que el infierno me habìa tapado)

El mundo natural recupera sus colores al mismo tiempo que Dante recupera el color natural de su rostro.

1 comentario:

Luis Adolfo Siabala dijo...

Una de las alegorías místicas más hermosas la encontramos en el hinduismo, cuando se dice que enseña que el turbante azul significa "una mente tan amplia como el cielo, sin lugar al prejuicio..."

Sin duda alguna un color mencionado con frecuencia por las escrituras hebreas, posteriormente en las griegas cristianas. El azul se usa con referencia a diversos materiales teñidos, como hilo, cuerda, tela y ropas. (Ex 26:4, 31, 36; 39:22; Nú 4:7.) Sobre las orillas de todos los vestidos de los israelitas tenía que ponerse una cuerdecita azul. (Nú 15:38, 39.) Azul jacinto es uno de los bellos colores que decoraban las corazas mencionadas en Revelación 9:17. No he encontrado referencias de este color en la mujer simbólica del Apocalipsis, sin embargo.

Por ejemplo, dentro de la contribución exigida a la nación de Israel bajo el acaudillamiento de Moisés, se pedía hilo azul (Exo 25:4) como algo preciado para el servicio del tabernáculo, el mismo que debía hacerse de diez telas de tienda, de lino fino retorcido e hilo azul (Exo 26:1). La cortina llevaría el mismo hilo, así como la entrada de la tienda (v.35,36), la pantalla de 20 codos de largo en la puerta del patio (27:16), el traje de Aarón (28:4), el efod (v.6), el cinturón (v.8), el pectoral (v.15), en las hombreras del efod (v.27), en la vestidura sin mangas (v.31), en el dobladillo de este traje (v.33), la cuerda que aseguraba en el turbante la lámina de oro puro con la inscripción de santidad divina (v.37: la señal de dedicación o né.zer), y las mujeres se daban a este teñido y preparación, por lo general.

Cuando los Qoatitas transportaron el altar de incienso y el altar de las ofrendas quemadas en el tabernáculo primitivo, se le cubrió con una tela azul (Num 4:11 y 12). También como recubrimiento del Arca (Num 4:5,6) El candelabro se cubría también con una tela azul (Num 4:9,10).

El empleo del jacinto azulado es también mencionado. Se escribe que la undécima de las piedras de fundamento de la Nueva Jerusalén es el jacinto. (Rev 21:20.)
El azul jacinto (jacintino) es uno de los colores que tenían las corazas de los ejércitos de caballería celestiales descritos en Revelación 9:16, 17, que probablemente llevaban puestas los jinetes. Los otros dos colores son el rojo fuego y el amarillo azufre. En vista de que, según se menciona después, de las bocas de los caballos salía fuego, humo y azufre, el azul jacinto quizás represente la oscuridad del humo, que, junto con el fuego y el azufre, puede ser destructivo para la vida.

Al contemplar una visión de la gloria de Jehová, Ezequiel también vio "algo que en apariencia era como piedra de zafiro [un azul oscuro], la semejanza de un trono". (Eze 1:25-28; 10:1.) La gloria de Jehová Dios se asemeja a la deslumbrante belleza de las piedras preciosas, pues cuando el apóstol Juan contempló el trono celestial de Dios, dijo: "El que está sentado es, en apariencia, semejante a una piedra de jaspe y a una piedra preciosa de color rojo, y alrededor del trono hay un arco iris de apariencia semejante a una esmeralda". (Rev 4:1-3, 9-11.)

Debemos entender así que el azul es un color celestial y muy relacionado con la presencia divina. Aquellos reservados para el juicio, en la literatura apostólica, moran en densas tinieblas espirituales, dentro de ellos los "ángeles que pecaron" (2Ped 2:4) Dante lo emplea como barrera de acceso a los condenados, de ahí su uso en el purgatorio. Una suerte de color que espanta y aleja a los moradores de la oscuridad.

Sobre la "superstición árabe", o creencia popular afirmada por la tradición patriarcal, no hay duda que se haya asimilado su empleo cromático como se ha referido: asociado al cielo y a Dios.

De manera que, escudriñando las raices podemos aproximarnos a una interpretación y a un entendimiento alegórico en el Purgatorio de Dante.

L