sábado, 30 de julio de 2011

Agustín, Dante y Víktor Frankl


Acompañando a mi mamá, acabo de ver en la TV, en "La ruleta de la suerte", un panel con un dicho español que decía : "La carne es débil y el diablo es hábil".

Me llamó muchísimo la atención cómo permanecen en el imaginario popular dos conceptos teológicos que San Agustín combatió ferozmente:
1- La fórmula neoplatónica que iguala el mal con la carne (la materia, el mundo material).
2- La fórmula maniquea que iguala el mal con una fuerza cósmica opositora al Bien Supremo, o sea el diablo.

Agustín encuentra una fórmula novedosa para explicar el mal y el pecado: la voluntad humana. Para Agustín no existe el diablo ni es mala la materia; la materia es tan buena como el espíritu por ser ambos creaciones de Dios. El mal lo hace el hobre al ELEGIR darle a su vida un fin malo, al dirigir su mirada en la dirección contraria al Bien Supremo.

Este plan agustiniano de concebir el bien y el mal como una brújula, que nos marca un norte bueno y un sur malo, es utilizado gráficamente por Dante en toda su topografía del mundo del más allá: infierno, purgatorio y paraíso. Recordemos, como ejemplo, ese viaje por mar de Ulises en Inf. 28, donde el héroe clásico navega hacia el sur hacia su condenación definitiva. Ulises es un "mal capitán" porque dirige a sus marineros en la dirección equivocada.

El diablo de Dante es una figura más compleja porque implica ya conceptos no tanto agustinianos sino aristotélicos: Dios es el motor absoluto, el que da al cosmos movimiento mediante su amor y su misma existencia. El diablo, entonces, debe ser lo contrario a eso, un ser en inamovilidad casi absoluta. Existe también el diablo (porque al fin y al cabo es creación divina), pero su existencia está confinada a la mínima expresión.

Como corolario, quiero contarles que estoy leyendo "El hombre en busca de sentido" de Víctor Frankl, un psiquiatra vienés que sobrevivió a los campos de concentración durante la segunda guerra mundial. Frankl llega a una conclusión perfectamente agustiniana. Cito a Frankl:
"Aunque algunas situaciones, como el crónico déficit de sueño, la escasísima alimentación y las múltiples tensiones psíquicas, podrían inducirnos a suponer un comportamiento uniforme y estereotipado de los internos, sin embargo, si se analiza la cuestión en profundidad, se advierte que cada prisionero se convertía en un determinado tipo de persona, y ese tipo personal era más el resultado de una decisión íntima que el producto de las férreas y tiránicas influencias recibidas en la vida del lager. En conclusión, cada hombre, aun bajo unas condiciones tan trágicas, guarda la libertad interior de decidir quién quiere ser --espiritual y mentalmente--, porque incluso en esas circunstancias es capaz de conservar la dignidad de seguir sintiendo como un ser humano".

La brújula de Agustín y Dante: cada quién decide si quiere ser bueno o malo.

Saludos
RC

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