Una de las razones para la relectura de Tomás de Aquino en el siglo XX fue justamente que él daba una salida al problema de cómo hablar de Dios desde acá, desde lo que no es Dios, desde la Creación. Cómo hablar de algo para lo que no tenemos parámetros.
Este mismo problema se lo plantearon los filósofos del siglo XX (notablemente Witgeinstein) con respecto al lenguaje: ¿cuán fielmente el lenguaje representaba el mundo real?
En la época de Dante, Aquino buscaba un concepto de VERDAD que fuera común al creador y a su creación. Los árabes habían propuesto que existían DOS verdades, una accesible a la razón humana y otra accesible mediante la fe. Aquino tenía que refutar esta posición (porque, a priori, los árabes estaban equivocados). Entonces busca una posición de consenso y propone una verdad IGUAL para ambos ámbitos de la realidad. Y para expresar lo inefable, lo incomprensible desde nuestra perspectiva imperfecta y finita, desarrolla largamente su concepto de "analogía", es decir hablar de algo con metáforas o símiles, como cuando en la Biblia se dice "la mano de Dios", "el brazo fuerte de Dios", etc.
Este es el "teatro" que Dante presencia durante su ascenso por el Paraíso; tanto sus personajes como él mismo al escribir afirman que todo lo que Dante ve es una "representación" adecuada a sus órganos sensoriales y a su razón humana. Todo es "analogía" tomista.
Fantástico, ¿verdad?
Saludos
RC
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